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¿Viaja sola?_ preguntó el empleado de la aerolínea.
Zoe
asintió de mala gana y le alcanzó el pasaporte con el pasaje.
_¡Qué
valiente! ¡Tenga un excelente viaje!.
No
le gustaban para nada los servus. Le molestaba no darse cuenta cuando alguien
era un servus y cuándo era un humano. Sabía que en esa aerolínea todos los
empleados lo eran y eso le causaba un rechazo innegable.
No
entendía cómo con todo lo que había estado pasando últimamente, lo del chico
servus que quiso explotar una bomba en el colegio, no se tomaban los
suficientes recaudos. Ella no había elegido la aerolínea. Ni siquiera había
tenido la oportunidad de elegir el asiento. Viajaba por trabajo, a presentar un
proyecto a unos potenciales clientes y en la compañía donde trabajaba le
asignaron todo unas dos horas antes del vuelo. No había tenido tiempo de
preparar el equipaje siquiera.
Subió
al avión repasando mentalmente los puntos fuertes del proyecto que debía
presentar. Su cadena de pensamientos se vio interrumpida cuando se dio cuenta
que le había tocado el peor asiento de todos. 11H. Era en la columna derecha,
pero adelante de todo de la clase turista. No tenía lugar para dejar su mochila
debajo del asiento y no había ninguna azafata o comandante de abordo cerca para
ayudar a guardarla en el maletero. Un señor mayor de la columna de enfrente se
ofreció a ayudarla a ella y a las dos señoras de la misma fila que tenían el
mismo problema.
_Uno
pensaría que en una aerolínea tan tecnológica, tan moderna, con servus último modelo
y todo, estarían en todos los detalles, pero no..._ dijo una de las señoras
buscando complicidad en Zoe que se limitó a sonreír.
_¡Una
vergüenza!_ agregó la otra pasajera indignada_ ¿Pero qué? ¿Todos son servus?
_Si,
en esta empresa, todos_ añadió el señor mientras cerraba el maletero y
observaba cómo en la parte delantera del avión, a una pareja de musulmanes en
primera clase, ya les estaban ofreciendo diversas bebidas_ Por eso son tan
baratos los pasajes. Es más barato comprar un servus que pagar sueldos a
humanos_ agregó volviendo a su asiento.
_Gracias
_ le sonrió la señora _¡Qué barbaridad! A mi no me genera confianza para nada,
si hubiera sabido, no sacaba con esta compañía... bah, no lo saqué yo el
pasaje, lo sacó mi hijo. Permiso querida_ le dijo a Zoe_ yo tengo la
ventanilla.
A
Zoe le había tocado el asiento del medio. Pensó en pedirle a sus compañeras de
fila cambiarse, pero se dio cuenta que iba a ser difícil que cedieran y
prefería no arriesgarse a involucrarse en la incipiente conversación que
parecía que iba durar todas las horas del vuelo. Se acomodó en el asiento como
pudo y antes de ponerse los auriculares (los propios, ya que los de las
aerolíneas le causaban rechazo), le solicitó agua a la azafata. Se tomó un
zolpidem. Ya no soportaba la situación de las dos viejas hablando entre sí con
ella de por medio, quejándose de los servus, de la aerolínea y de todo. Si bien
estaba de acuerdo con mucho de lo que decían, no quería llegar a destino
alterada. Necesitaba descansar un poco, tenía que estar impecable en la
presentación. Pocos minutos después del despegue, ya estaba durmiendo.
Se
despertó algo mareada y confundida. Sentía unas vibraciones en el suelo y el
avión se movía raro. "Estimados pasajeros, estamos atravesando un área de
turbulencia, por favor mantengan la cama y quédense en sus asientos en posición
recta y con los cinturones abrochados." Escuchó.
A
Zoe le encantaba ver las caras del resto de los pasajeros en esas situaciones.
Sentía que siempre exageraban. La señora que estaba del lado de la ventanilla
miraba para afuera y mientras con la mano izquierda sostenía una medalla, con
la derecha se persignaba una y otra vez. La que estaba del lado del pasillo,
cerraba los ojos y agarraba con fuerza los apoyabrazos, clavando las uñas esculpidas
en el plástico blanco. Zoe no decía nada. Le causaba un poco de gracia ver como
la gente se asustaba.
Las
turbulencias comenzaron a ser cada vez más intensas. Bajaron las máscaras de
oxigeno. A Zoe la situación ya le había dejado de parecer graciosa. Mientras se
colocaba la suya notó que las azafatas que momentos antes iban y venían con
desesperación por los pasillos, ya no se veían. Se empezó a preguntar si el
piloto también sería un servus si tal vez estaba viviendo un atentado
terrorista de los servus hacia los humanos. En milésimas de segundos le pasaron
por la cabeza miles de teorías conspirativas. El avión se inclinó
repentinamente hacia adelante. El sonido era desgarrador. Muchos de los
pasajeros gritaban o lloraban. Por los altoparlantes sólo atinaban a decir a
los pasajeros que mantengan las cabezas bajas, y se preparen para el impacto.
La pareja de musulmanes que estaba un par de asientos más adelante, en primera
clase, se tomaba de las manos. No
dejaban de mirarse un segundo. Cantaban algo que Zoe no podia comprender. Una
fila más atrás en los asientos del medio, había una familia con un bebe y dos
nenes chiquitos. Mientras la mamá conteniendo su propio llanto, trataba de
calmar a los nenes que no paraban de llorar, el papá intentaba contarles un
cuento de superhéroes. La vieja de al lado de Zoe había perdido el conocimiento
pero seguía sosteniendo la medalla. Estaban perdiendo altura rápidamente. La
presión en los oídos ya no le permitía escuchar los gritos que eran cada vez
más intensos. El control del avión se perdió por completo. El impacto fue
abrumador. Una tormenta de humo invadió el avión.
Un
hombre vestido con traje amarillo ingresa a lo que había sido un avión con
cámaras de fotos y varias herramientas, entre ellas una radio que comienza a
sonar y se la acerca a la boca apretando el botón del costado.
_Ingresando
a la nave. Cambio_ informa mientras miraba el panorama general del avión que
había quedado destruido. Corre con el pie una pila de restos irreconocibles,
haciéndose lugar para pasar.
_¿Están
todos desactivados? Cambio_ sale del aparato.
_Si,
ninguno se mueve. La desactivación programada fue un éxito. Cambio.
_¿Hubo
algún rebelde que no haya acatado las ordenes de las azafatas?. Cambio.
_No
ninguno. ¿Cómo procedo?. Cambio
_Extraiga
la experiencia vital de los C7DUMM135. Antes de que lleguen los peritos.
El hombre se acerca con una pistola, y va
disparando un halo de luz iridiscente sobre cada uno de los pasajeros y a las
cabezas de los que habían quedado desarmados. Luego de finalizar el último,
pregunta:
_Experiencia de vuelo enviada correctamente.
¿Recepción ok? Cambio.
_Recibida
perfectamente. Vuelva a la base. Cambio y fuera.