jueves, 21 de febrero de 2019

XQ1Z0


Aún no sé muy bien por qué lo hacía. Todos los chicos estaban entusiasmados con la idea y no quería quedar mal con ellos. Sabía que estaba mal sabotear la prueba de historia, pero también que para ellos era importante. Era la primera vez que me hablaban. Desde que llegué a la escuela hace dos años siempre se habían reído de mi, o los mejores días simplemente me ignoraban. Cuando Mateo y Pablo se acercaron en el recreo a contarme su idea y lo imprescindible que era para ellos que participe, por primera vez me sentí uno más.

Las nueve cuadras de casa al colegio duraron una eternidad. Nunca antes había percibido cómo la fachada de la panadería se estaba viniendo abajo. Las paredes estaban todas agrietadas y llenas de humedad. Nunca antes había notado que las cuadras del pueblo fueran tan largas y que a las baldosas rotas de la vereda les faltaban pedazos. Nunca antes había visto que hubiera tantos árboles secos y flores marchitas en los canteros. Nunca antes había notado que el monumento de la plaza fuera tan grande e imponente. Nunca antes había sentido tantas de salir corriendo, tantas ganas de llorar.
Respiré hondo y aceleré para cruzar la plaza mirando el suelo porque sentía la mirada acusadora de San Martin en la frente. Podía imaginar la cara de miedo la profesora Capielo. Ella no me había hecho nada. No me había hecho nada y yo... ya estaba en la puerta y no sabía qué hacer. La mochila se hacía más pesada con cada paso que daba.
Entré al aula  y todos se dieron vuelta a mirarme. Estaba cada uno en su banco. Todos me miraban y nadie decía nada. Hablaban entre ellos. Se reían. Pensé por un segundo que se habían olvidado de todo y me sentí aliviado. Pero no. Me llegó un Whatsapp de Mateo. "Es la hora. Espero que hayas traído todo porque nadie estudió nada. Hoy te convertís en Héroe". Por un lado sentí como realmente me tenían en cuenta, que les importaba... pero por otro lado tenía mucho miedo. No estaba seguro de lo que estaba a punto de hacer. Quería volver el tiempo atrás y salir corriendo pero ya no podía. Ya estaba ahí y todos estaban esperando que lo haga.
Me senté en el fondo del aula y Pablo me pasó una botellita vacía de coca de seiscientos. Le puse tres centímetros de alcohol etílico. Todo abajo del banco para que nadie me vea. Cuando entró la profesora  partí en dos una pastilla de cloro de esas que se le ponen  a la pileta y  se la agregué a la botella. La cerré y de los nervios casi se me cae al piso. No lo había chequeado. No sabía a ciencia cierta cómo iba a explotar, pero había visto en internet que esa mezcla explotaba fuerte y no tardaba mucho. Estaba transpirando. Mateo y Pablo no paraban de mirarme y hacerme señas para que me apure.
Mientras la profe dejaba sus cosas en la silla, me levanté a tirarla al tacho de basura que estaba al lado de su escritorio. Me miró fijo. Me descubrió, pensé. Pero no. Me sonrió y comenzó a tomar lista. Volví rápido a mi asiento y eso lo último que recuerdo.

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Estimados Señor y Señora Arezzo:
Me dirijo a Ustedes en nombre del Svenska Institut para comunicarles que debido a los lamentables acontecimientos ocurridos en el día de la fecha, hemos decidido tomar medidas disciplinarias extremas y ejemplificadoras para con Federico. No deseamos en lo más mínimo que otros cómo él, lo tomen de referencia y lo imiten. Lo hemos aislado  e investigado los hechos, tratando de identificar la causa que ha generado que haya puesto en riesgo la vida de todos en el establecimiento.
Como principal medida preventiva hemos optado por mantenerlo en suspensión mientras se evalúa si el problema del modelo DD105 ha llegado a perjudicar su hardware o si, como se cree, se ha podido detectar a tiempo la infección generada por la nueva cepa del virus XQ1Z0 que produce una alteración programática causando exceso de sensibilidad, alteraciones de la personalidad asignada, alucinaciones y pérdida del contacto con la realidad. Si tal es el caso, durante un sencillo proceso que demorará aproximadamente dos horas se evaluará el daño causado y se procederá a una reprogramación. Se borrarán de su memoria todos los archivos relacionados a los hechos del día y es probable que durante el mismo inevitablemente se supriman archivos de la memoria reciente. En caso de haberse visto afectada también alguna pieza de su hardware, dependiendo de la gravedad del diagnóstico se reemplazarán las piezas dañadas o se los contactará nuevamente. Es importante que sepan que luego del proceso de reinstalación del sistema operativo, tendrá algunos problemas leves de motricidad fina que irán mejorando paulatinamente con el uso.
Una vez finalizado el proceso será enviado en uno de nuestros transportes a su domicilio donde se recomienda realizar una carga completa de baterías durante la primer noche antes de volverlo a encender y realizar reposo estricto los primeros dos días luego de la reprogramación. Es extremadamente importante que no se le mencione nada con respecto al incidente y que durante el lapso de al menos una semana no vea a nadie relacionado con el mismo.
Se solicita que tengan la gentileza de responder este e-mail a la mayor brevedad posible a modo de consentimiento para poder comenzar con la restauración.

Saluda a Uds. Atte.
Henrik Söderstrom
SVENSKA Institut

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Un sonido ensordecedor me aturde. Escucho gritos y voces pero no entiendo lo que dicen, es como un murmullo incomprensible. De repente, silencio. No veo nada. Intento abrir los ojos y no lo logro. Quiero hablar, gritar, preguntar, pero no me puedo mover. No siento el cuerpo. Estoy acostado, o eso creo. No tengo idea donde estoy ni que me está pasando. No puedo distinguir cuanto tiempo pasa en silencio hasta que comienzo a escuchar unas voces. Trato de comprender lo que dicen. Hablan de códigos y cosas que no logro entender. Siento las voces cada vez más lejanas hasta disiparse por completo. Me duele la cabeza. No puedo pensar con claridad. Estoy cansado y siento mucho sueño.
El ruido de una puerta que se abre me despierta. La cara de una señora se asoma detrás. Entra silenciosamente al cuarto de paredes celestes, se acerca y me abraza. Trato de soltarme pero no tengo fuerza. Se sienta sobre el acolchado de Spiderman y me explica que estoy muy enfermo, que tengo un virus y que por unas semanas no voy a ir a la escuela. Me abraza nuevamente sollozando y me dice que va a estar todo bien. No entiendo que le pasa. Entra un señor que también se sienta en la cama, abraza a la señora y me revuelve el pelo. El cuarto está lleno de fotos mías con ellos que no recuerdo haberme sacado. Quiero llorar porque no sé donde estoy ni se quienes son estas personas. Pero en lugar de eso, sonrío y los abrazo. Tengo miedo.

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