Aún no sé muy bien por qué
lo hacía. Todos los chicos estaban entusiasmados con la idea y no quería quedar
mal con ellos. Sabía que estaba mal sabotear la prueba de historia, pero
también que para ellos era importante. Era la primera vez que me hablaban.
Desde que llegué a la escuela hace dos años siempre se habían reído de mi, o
los mejores días simplemente me ignoraban. Cuando Mateo y Pablo se acercaron en
el recreo a contarme su idea y lo imprescindible que era para ellos que
participe, por primera vez me sentí uno más.
Las nueve cuadras de casa
al colegio duraron una eternidad. Nunca antes había percibido cómo la fachada
de la panadería se estaba viniendo abajo. Las paredes estaban todas agrietadas
y llenas de humedad. Nunca antes había notado que las cuadras del pueblo fueran
tan largas y que a las baldosas rotas de la vereda les faltaban pedazos. Nunca
antes había visto que hubiera tantos árboles secos y flores marchitas en los
canteros. Nunca antes había notado que el monumento de la plaza fuera tan
grande e imponente. Nunca antes había sentido tantas de salir corriendo, tantas
ganas de llorar.
Respiré hondo y aceleré
para cruzar la plaza mirando el suelo porque sentía la mirada acusadora de San
Martin en la frente. Podía imaginar la cara de miedo la profesora Capielo. Ella
no me había hecho nada. No me había hecho nada y yo... ya estaba en la puerta y
no sabía qué hacer. La mochila se hacía más pesada con cada paso que daba.
Entré al aula y todos se dieron vuelta a mirarme. Estaba
cada uno en su banco. Todos me miraban y nadie decía nada. Hablaban entre
ellos. Se reían. Pensé por un segundo que se habían olvidado de todo y me sentí
aliviado. Pero no. Me llegó un Whatsapp de Mateo. "Es la hora. Espero que
hayas traído todo porque nadie estudió nada. Hoy te convertís en Héroe".
Por un lado sentí como realmente me tenían en cuenta, que les importaba... pero
por otro lado tenía mucho miedo. No estaba seguro de lo que estaba a punto de
hacer. Quería volver el tiempo atrás y salir corriendo pero ya no podía. Ya estaba
ahí y todos estaban esperando que lo haga.
Me senté en el fondo del
aula y Pablo me pasó una botellita vacía de coca de seiscientos. Le puse tres
centímetros de alcohol etílico. Todo abajo del banco para que nadie me vea.
Cuando entró la profesora partí en dos
una pastilla de cloro de esas que se le ponen
a la pileta y se la agregué a la
botella. La cerré y de los nervios casi se me cae al piso. No lo había
chequeado. No sabía a ciencia cierta cómo iba a explotar, pero había visto en
internet que esa mezcla explotaba fuerte y no tardaba mucho. Estaba
transpirando. Mateo y Pablo no paraban de mirarme y hacerme señas para que me
apure.
Mientras la profe dejaba
sus cosas en la silla, me levanté a tirarla al tacho de basura que estaba al
lado de su escritorio. Me miró fijo. Me descubrió, pensé. Pero no. Me sonrió y
comenzó a tomar lista. Volví rápido a mi asiento y eso lo último que recuerdo.
---
Estimados Señor y Señora
Arezzo:
Me dirijo a Ustedes en
nombre del Svenska Institut para comunicarles que debido a los lamentables
acontecimientos ocurridos en el día de la fecha, hemos decidido tomar medidas
disciplinarias extremas y ejemplificadoras para con Federico. No deseamos en lo
más mínimo que otros cómo él, lo tomen de referencia y lo imiten. Lo hemos aislado e investigado los hechos, tratando de identificar
la causa que ha generado que haya puesto en riesgo la vida de todos en el
establecimiento.
Como principal medida
preventiva hemos optado por mantenerlo en suspensión mientras se evalúa si el
problema del modelo DD105 ha llegado a perjudicar su hardware o si, como se
cree, se ha podido detectar a tiempo la infección generada por la nueva cepa
del virus XQ1Z0 que produce una alteración programática causando exceso de
sensibilidad, alteraciones de la
personalidad asignada, alucinaciones y pérdida del contacto con la realidad. Si
tal es el caso, durante un sencillo proceso que demorará aproximadamente dos
horas se evaluará el daño causado y se procederá a una reprogramación. Se
borrarán de su memoria todos los archivos relacionados a los hechos del día y
es probable que durante el mismo inevitablemente se supriman archivos de la
memoria reciente. En caso de haberse visto afectada también alguna pieza de su
hardware, dependiendo de la gravedad del diagnóstico se reemplazarán las piezas
dañadas o se los contactará nuevamente. Es importante que sepan que luego del
proceso de reinstalación del sistema operativo, tendrá algunos problemas leves
de motricidad fina que irán mejorando paulatinamente con el uso.
Una vez finalizado el
proceso será enviado en uno de nuestros transportes a su domicilio donde se
recomienda realizar una carga completa de baterías durante la primer noche
antes de volverlo a encender y realizar reposo estricto los primeros dos días
luego de la reprogramación. Es extremadamente importante que no se le mencione
nada con respecto al incidente y que durante el lapso de al menos una semana no
vea a nadie relacionado con el mismo.
Se solicita que tengan la
gentileza de responder este e-mail a la mayor brevedad posible a modo de
consentimiento para poder comenzar con la restauración.
Saluda a Uds. Atte.
Henrik Söderstrom
SVENSKA Institut
----
Un sonido ensordecedor me
aturde. Escucho gritos y voces pero no entiendo lo que dicen, es como un
murmullo incomprensible. De repente, silencio. No veo nada. Intento abrir los
ojos y no lo logro. Quiero hablar, gritar, preguntar, pero no me puedo mover.
No siento el cuerpo. Estoy acostado, o eso creo. No tengo idea donde estoy ni
que me está pasando. No puedo distinguir cuanto tiempo pasa en silencio hasta
que comienzo a escuchar unas voces. Trato de comprender lo que dicen. Hablan de
códigos y cosas que no logro entender. Siento las voces cada vez más lejanas
hasta disiparse por completo. Me duele la cabeza. No puedo pensar con claridad.
Estoy cansado y siento mucho sueño.
El ruido de una puerta que
se abre me despierta. La cara de una señora se asoma detrás. Entra
silenciosamente al cuarto de paredes celestes, se acerca y me abraza. Trato de
soltarme pero no tengo fuerza. Se sienta sobre el acolchado de Spiderman y me
explica que estoy muy enfermo, que tengo un virus y que por unas semanas no voy
a ir a la escuela. Me abraza nuevamente sollozando y me dice que va a estar
todo bien. No entiendo que le pasa. Entra un señor que también se sienta en la
cama, abraza a la señora y me revuelve el pelo. El cuarto está lleno de fotos
mías con ellos que no recuerdo haberme sacado. Quiero llorar porque no sé donde
estoy ni se quienes son estas personas. Pero en lugar de eso, sonrío y los
abrazo. Tengo miedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario